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jueves, 27 de febrero de 2014

100.000, el número de la suerte.


Cien mil habitantes es la población aproximada de mí querida ciudad  de Trelew, en la provincia de Chubut. Aparentemente, el Ministro de Seguridad de la provincia de Buenos Aires considera que es necesaria esa cantidad de hombres afectados a la función policial para "estar cerca de la solución del tema inseguridad".

La provincia de Buenos Aires tiene aproximadamente 16.000.000 de habitantes, de los cuales casi 10.000.000 habitan en el denominado conurbano bonaerense, lugar donde se detectan y denuncian la mayor cantidad de delitos.
Es decir que si tomamos en cuenta el conurbano bonaerense estaríamos hablando de necesitar 1 policía cada 100 habitantes. Se está abarcando el tema de la seguridad como una simple fórmula matemática: más población = más policías. Si tomamos toda la provincia sería 1 policía cada 160 personas, aproximadamete. Nada se dice sobre el origen de la problemática de la inseguridad. Es tan básico el razonamiento ofrecido que elude el análisis más elemental, que surgirá si al menos se pudiesen responder algunas de estas preguntas: ¿quiénes delinquen? ¿Por qué? ¿Cuántos son reincidentes? ¿Cuáles son los sectores más afectados por la inseguridad? ¿Qué delitos se están tomando en cuenta? ¿Están los agentes del orden público realmente bien pagos, preparados, y con la tecnología adecuada para la tarea que se les encomienda, o es sólo una cuestión de sumar gente? ¿Cuentan con los elementos necesarios para realizar su tarea? ¿Se toman en cuenta los sectores vulnerables de la sociedad?

Estas son algunas de las preguntas mínimas que deberíamos hacernos al momento de hablar de inseguridad. No se trata de sumar policías o fuerzas de seguridad en la calle en forma mecánica, siguiendo una proporción con la cantidad de habitantes o de delitos, porque aunque tengamos un policía en cada esquina tendríamos hechos delictivos a la orden del día.


Sinceramente me llama mucho la atención que un representante del poder ejecutivo de la provincia más grande del país analice de esa forma las posibles soluciones para disminuir la inseguridad, o al menos "estar cerca".

Y, por sobre todas las cosas, no se están tomando en cuenta aquellas personas que hoy están detenidas y que pronto obtendrán la libertad, sin trabajo estable, sin oportunidades en una sociedad que les será hostil y que muy probablemente volverán a delinquir por el fracaso de la pretendida re sociabilización, que en algunos casos es "sociabilización" , ya que muchos no han sido sociabilizados alguna vez.
Entonces deberíamos, según la teoría del ministro de seguridad, agregar más policías, por si acaso.

Está de más decir que me parece poco serio esa postura, así planteada. Por supuesto que es necesaria la presencia de las fuerzas de seguridad para combatir el delito. Pero sugiero realizar un análisis sociológico/criminológico. ¿Por qué se delinque? por ejemplo. Eso lleva mucho tiempo de ensayos en áreas de política criminal de cada jurisdicción.

Si la solución fuera simplemente sumar miembros a las fuerzas de seguridad, muchos países del mundo tendrían resuelto el tema de la inseguridad hace tiempo.
Fuente de la noticia: DiarioLa Nación, 27 de febrero
  ROSARIO SIEMPRE ESTUVO CERCA.


Actualización del artículo:   "100.000, el número de la suerte". Al respecto ,  decidí que era necesario realizar algunas consideraciones que sustentan el mismo y actualizarlo.

Para ello, elegí tomar a modo de ejemplo la ciudad de Rosario, provincia de Santa Fe, ciudad que tiene constante lucha contra el narcotráfico, bandas de narcotraficantes que matan gente inocente y un sin fin de hechos violentos que se dan día a día en esa hermosa ciudad.

Me pregunté entonces, ¿cuántos habitantes tiene la ciudad de Rosario? ¿Cuántos policías tiene la ciudad de Rosario? ¿Serán insuficientes?.

El resultado fue el siguiente: Rosario tiene una población aproximada de 950.000 habitantes, según el último censo y cuenta con 5.500 policías, que dependen de la Unidad Regional II.

Ante tanto clamor popular por incorporar más policías en la provincia de Buenos Aires, me dediqué a hacer la cuenta matemática abordada en el artículo anterior. El resultado es 1 policía cada 172 habitantes (recordemos que en el caso planteado por el ministro de seguridad de la provincia de Buenos Aires, el número indicaba 1 policía cada 160 habitantes).

Este es sólo un ejemplo de que el delito no se combate SOLAMENTE con mas policías. Que deben tenerse en cuenta otras cuestiones, sociales, criminológicas, realizadas por especialistas en cada área, tal como fuera desarrollado en el artículo anterior.

¿De qué nos sirven más policías en las calles sin la capacitación adecuada, por ejemplo? En el caso testigo de Rosario vemos como con una proporción muy parecida a la que plantea el ministro de seguridad, no pueden hacer frente a los hechos violentos que viven día a día, quedando demostrado que no se trata solo de cantidad, si no de calidad, de gente experta en distintos temas, de inteligencia criminal y, como siempre digo: de una adecuada política criminal a largo plazo, de compromiso de las fuerzas de seguridad con el trabajo, etc.

Les dejo algunos links de interés que fundamentan el presente artículo y demuestran el fracaso en que puede convertirse pensar la seguridad como un problema de falta de policías.


Guerra narco en Rosario

Rosario violenta

cantidad de habitantes

cantidad de policías

 


¿Una clausura como penitencia?

Algo tan extraño como clausurar un establecimiento penitenciario podría darse en Argentina. Específicamente en la ciudad de Rawson, Chubut.
 
El juez Federal  correspondiente a esa jurisdicción,  advirtió que de no mejorar las condiciones de los internos, procederá a su clausura.
 
Increíble pero real.
 
Sumada a esta noticia, el Fiscal federal de la misma jurisdicción hizo referencia a las mas de 100 denuncias que ha recibido esa fiscalía desde fines del año pasado a esta fecha.
 
Evidentemente no solo pasa en Devoto como expresé en otro artículo de este blog (ver artículo "un poco mas").
 
Es evidente que las condiciones de las cárceles argentinas no están dadas para atender las necesidades de los reclusos, pero tampoco creo que la solución sea construir más cárceles, al menos no como solución definitiva al tema, y mucho menos su clausura.
 
Creo firmemente que la solución es multidisciplinaria, en la que deben actuar distintas instituciones sociales, o bien la creación de instituciones que, sin llegar a ser cárceles, puedan ocuparse de temas menores.
 
Hoy por hoy encontramos detenidos en cárceles de máxima seguridad a personas que no son de máxima peligrosidad (queda un debate pendiente sobre el significado de "peligrosidad") , si no por una cuestión de distribución de espacios. Es ahí, quizás, donde radica el problema de la violencia carcelaria en exceso. Pero por supuesto esto abre un debate mucho más amplio, mucho más extenso y con la participación de distintos sectores sociales y gubernamentales.
 
 No se pueden realizar cambios serios y que perduren en el tiempo sin esa cooperación e interconexión, sin una política criminal que los proteja.
 
Para concluir con esta referencia, dejo el link de la noticia y pendiente la reflexión sobre como abordamos nuestra política criminal. Quiénes quedan afuera de su cobertura. Quiénes permiten que los derechos pasen a ser invisibles.(ver: derechos humanos invisibles. baldeando las veredas.)
 
 
Fuente: Diario Jornada.


 

miércoles, 26 de febrero de 2014

Un poco mas...


A propósito del artículo denominado "Derechos invisibles. Baldeando las veredas". En el día de hoy, el diario on line Infobae, hace mención a un fallo que tiene particular relación con el artículo mencionado.

Simplemente refiere a las condiciones inhumanas, a las que me referí en aquel artículo, en las que se encuentran los detenidos en las cárceles argentinas. Esta vez la noticia fue en Devoto, pero no distan mucho a las condiciones de las demás cárceles.

Más allá del retardo de justicia que se ve claramente, al detener personas que luego resultan no ser quienes se creían que eran (véase el artículo sobre policía judicial) simplemente porque un policía lo confunde con una persona involucrada en un hecho de violencia.

Este blog ha hecho referencia anteriormente a la tamaña responsabilidad que se les atribuye a la policía, y esta noticia con la que amanecemos hoy es un claro ejemplo de ello.

Es finalmente el Estado quien debe pagar, en primer lugar por una investigación mal hecha y en segundo lugar por las condiciones paupérrimas de detención en los establecimientos destinados a tal fin.

Desde este lugar seguiré insistiendo y tratando de demostrar la necesidad de una policía judicial que nos brinde inteligencia criminal a la hora de detener una persona, y algo quizás utópico, cárceles sanas y limpias para la reinserción de los detenidos en la sociedad.


Links:

Noticia Infobae




Foto infobae.

martes, 25 de febrero de 2014

La reforma procesal penal frente a la corrupción (INECIP-CIPCE)

Dejo el link a un trabajo conjunto entre el INECIP y el CIPCE sobre la reforma del proceso penal y los casos de corrupción, donde podrán encontrar casos testigos, su duración, la problemática actual y las perspectivas al respecto para el corriente año.

lunes, 24 de febrero de 2014

230 bis CPPN-¿Objetividad garantizada?

La legislación y jurisprudencia argentina protegen ampliamente la esfera de intimidad del individuo, y haciendo un análisis sistemático y global del ordenamiento jurídico, cualquier persona tiene derecho a circular libremente por el territorio argentino.

Encontrándose un ciudadano en lo que, desde la mirada de un tercero objetivo, se denomina "estado de sospecha" podrá, según la legislación vigente (art. 230 bis CPPN) proceder a la requisa personal del mismo, sin orden judicial.

Es la excepción que plantea el ordenamiento procesal, a realizar dichas actuaciones sin la orden judicial correspondiente.

Ahora bien, repasemos qué nos dice el artículo 230 bis del CPPN respecto de la requisa sin orden judicial:

Art 230 bis. - Los funcionarios de la policía y fuerza de seguridad, sin orden judicial, podrán requisar a las personas e inspeccionar los efectos personales que lleven consigo, así como el interior de los vehículos, aeronaves y buques, de cualquier clase, con la finalidad de hallar la existencia de cosas probablemente provenientes o constitutivas de un delito o de elementos que pudieran ser utilizados para la comisión de un hecho delictivo de acuerdo a las circunstancias particulares de su hallazgo siempre que sean realizadas:
a) con la concurrencia de circunstancias previas o concomitantes que razonable y objetivamente permitan justificar dichas medidas respecto de persona o vehículo determinado; y,
b) en la vía pública o en lugares de acceso público.
La requisa o inspección se llevará a cabo, de acuerdo a lo establecido por el 2° y 3er. párrafo del artículo 230, se practicarán los secuestros del artículo 231, y se labrará acta conforme lo dispuesto por los artículos 138 y 139, debiendo comunicar la medida inmediatamente al juez para que disponga lo que corresponda en consecuencia.
Tratándose de un operativo público de prevención podrán proceder a la inspección de vehículos.
 
Prestemos atención al ínciso a) del artículo: ..."circunstancias previas" o concomitantes que razonable y objetivamente permitan justificar dichas medidas.."
 
Las fuerzas de seguridad, entonces, cuentan con la posibilidad de requisar a quienes, según su óptica, reúnen ciertos elementos que la hacen sospechosa de la posible comisión de un delito, al igual que tienen la facultad de determinar las circunstancias previas.
 
El diccionario de la Real Academia Española define la palabra "objetivamente"  como: "De manera  desapasionada".
 
Es decir, queda al arbitrio de las autoridades policiales definir el estado de la persona que deben requisar, está de más decir que la subjetividad impera en estos casos, como es lógico. Lo que puede tener un significado para una persona, puede tener uno completamente distinto para otra. Reitero: depende de la  subjetividad de los funcionarios públicos en ese momento y lugar determinado. Lejos queda la mirada desapasionada que nos indica la definición brindada.
 
Al respecto , numerosos fallos han opinado sobre detenciones y requisas basadas en esa mirada objetiva/subjetiva, haciéndose lugar por parte de los magistrados a nulidades que, desde luego, hacen caer todo el procedimiento realizado.
 
Cabe preguntarnos entonces: ¿cuál es el límite del estado de sospecha? ¿quién define la objetividad para realizar una requisa? ¿qué parámetros son tomados en cuenta? y en su caso ¿quién define esos parámetros?
 
¿Dependerá de la jurisdicción en la que nos encontremos? o estaremos cambiando las condiciones de objetividad por vestimentas, formas de andar, o lo que vulgarmente siempre se denominó "portación de rostro"?
 
De más está decir, pero por las dudas se aclara que no estamos hablando de casos de flagrancia.
 
Algunos fallos para repasar los planteos expuestos:
 
  • Paez Hernan, Cámara de apelaciones de al capital federal, Sala I- 22-4-1997; La Ley, 1998-B-360;

  • Becchi Tribunal Oral Federal de Páraná . 18-12-1996; La Ley, 1998-B-408;

  • Arroyo, Cámara Federal de San Martín,- 20-6-1996 (La ley - 2-2-1999; pag. 2)
 
Conclusión: creo que el artículo 230 bis del CPPN debería al menos ser revisado, con criterio, y razonabilidad, teniendo en cuenta que la legislación está dejando en manos de miles de funcionarios de las fuerzas de seguridad, tamaña responsabilidad: pensar y actuar objetivamente antes de realizar una requisa.










Policía judicial. Ordenando la investigación.

Casos relevantes que no son resueltos, probablemente investigados, pero no resueltos. La seguridad o la inseguridad, sea o no una sensación, es sin duda una de las problemáticas que mantiene ocupada o preocupada a la población toda. Por supuesto que si tuviéramos una especie de "medidor de sensaciones" deberíamos relacionarlo inmediatamente con los medios de comunicación, ya que, sin dudas son éstos los que sirven de instrumentos para formar una sensación de inseguridad.
 
Coincido con quienes dicen que un hecho que forma parte de la noticia policial del día y es luego repetido cada media hora en todos los canales de tv. genera esa sensación que mencioné anteriormente.
 
Pongamos un ejemplo: "matan a un remisero en Lanús, en la vereda, frente a sus nietos". Un hecho por demás aberrante, que sucedió en una hora y un lugar determinado. Ahora bien, cuando escuchamos y leemos ese mismo título durante todo el dia, cada media hora, llegamos al final de la jornada laboral con la "sensación" de que en Lanús no se puede caminar por las veredas o que ser remisero es el peor trabajo del mundo.
 
Así, de a poco, es como se nos construye diariamente la noticia policial, que es peor aún cuando el caso, además de tener esa intensidad mediática no encuentra al responsable, o, aún peor si se encuentra un chivo expiatorio, es decir se detiene a personas simplemente para bajar la presión social.
Lo que precede es una introducción, para meternos de lleno en la materia de la investigación policial.
La investigación llevada a cabo generalmente por fiscales, se nutre principalmente por los datos y elementos que les brinda el cuerpo policial. Es la policía, gendarmería, prefectura, o la fuerza de seguridad que corresponda según su competencia la que acerca al encargado de la investigación los elementos del hecho en cuestión, las pruebas, los primeros testimonios, las hipótesis del caso, etc.
Existe por supuesto lo que se denomina como "policía científica" que, mediante distintas técnicas, recogerán pruebas que solo pueden recabarse con una especial capacitación.
 
Pero dejando de lado estas ramas de las fuerzas de seguridad que corresponda según su competencia la que se limita a esa tarea específica de recolección, los restantes aspectos de la investigación son encomendados a la fuerza policial a la que le compete determinada jurisdicción.
 
Con este panorama, basta con detenerse a pensar un momento: si no hay un cuerpo de investigadores, capacitados, formados, especializados, para resolver los casos de mayor o menor complejidad y esto es llevado a cabo por las fuerzas de seguridad (que son las mismas que luego cortaran el tránsito para desviarlo por una protesta, por ejemplo) ¿cuántas posibilidades existen de que un caso "no flagrante" se resuelva? muy pocas, sin dudas.
 
Ejemplos como el denominado "caso Pomar" nos demuestran un ejemplo de la necesidad de contar con cuerpos especializados que colaboren con los fiscales, equipos que, sin ser parte de las fuerzas de seguridad, se dediquen especialmente a estudiar el caso, con las herramientas adquiridas en ámbitos académicos.
 
Existe en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, el C.I.J. (Cuerpo de Investigadores Judiciales) que dependen del Ministerio Público Fiscal, es una institución civil por supuesto, colaboran y obedecen a los fiscales. Por supuesto que en principio, está limitado a investigar los delitos que han sido transferidos a la jurisdicción CABA, que por ahora son trece (13) y no son aquellos que representan los delitos más graves. Pero es un avance, es un intento de dividir aguas, que la policía se dedique a prevenir, a asegurar el orden público y los investigadores a investigar.
 
El título de este artículo es una síntesis de lo que se escribe hasta el momento. Si logramos ordenar la investigación de los hechos complejos, estoy seguro que se resolverán muchos más casos y con más rapidez.
 
Por supuesto que contar con un cuerpo de investigación judicial implica en todo nivel una reforma, tanto del ministerio público fiscal (No incluyo a la provincia de Buenos Aires, que tiene un formato parecido y por sobre todas las cosas, no cometer el error de volcar un modelo de investigación que está funcionando en una jurisdicción, en otra jurisdicción. Cada modelo, cada cuerpo de investigación debe estar de acuerdo a la sociedad en la que se investiga. No será lo mismo investigar un hecho, aunque de las mismas características, en Buenos Aires que en la provincia de Salta, por ejemplo.
Finalmente dejo el link para que puedan informarse sobre el CIJ, su reglamento, su funcionamiento, etc. con la esperanza de que se multipliquen estos intentos de crear cuerpos o agencias o el nombre que quieran ponerle, pero siempre con el mismo fin: INVESTIGAR
 
Links de interés









viernes, 21 de febrero de 2014

Derechos humanos invisibles. Baldeando las veredas.

Entre tantas violaciones a los derechos humanos que vemos a diario, nos encontramos con que solo salen a relucir aquellas que son evidentes, que por su magnitud  no pueden "taparse" o esconderse.

Por lo general la aguas se dividen en  aquellas a las que los medios de comunicación deciden prestarle singular atención. Podemos citar como ejemplo que - hemos tenido casos de violencia contra aborígenes- datan desde la llamada "colonización" y subsisten hasta el día de hoy, simplemente ocurren en el norte o en el sur de nuestro país, y eso no genera mucho rating televisivo, o importancia mediática alguna, al menos que haya alguna persona pública involucrada, lo que si logrará nuestra atención pero al solo efecto de ir contra esa persona y hasta que otra noticia nos haga olvidarla.

Me pareció oportuno denominarlos "derechos humanos invisibles". No están, no se ven, no se necesitan, no son consideradas personas, no tienen acceso a reclamar, entonces ¿para qué nos vamos a ocupar de ellos?.

Esa parece ser la posición, a mí entender, en la que también se encuentran los detenidos en las cárceles argentinas, aunque toque algunas fibras íntimas de quienes tienen diferentes posturas y no solamente en materia de derechos humanos, sino más bien ideológicas. Pero dejando de lado las subjetividades y tratando de ser al menos coherente podremos abordar el tema de una manera lógica.

El pasado 22 de diciembre en la cárcel de Rawson falleció un interno "ahorcado" en su celda, luego que el PROCUVIN detectatara malos tratos, violaciones y vejaciones de todo tipo hacía el interno.

El 13 de febrero pasado falleció otro interno, esta vez por quemaduras, en el hospital de Trelew, nosocomio al que fue trasladado después de que se "prendiera fuego". Este último reclamaba hacer una llamada a su madre a quien le habían diagnosticado cáncer, pedido que si bien le habían prometido, no había sido cumplido.

Ahora bien, metiéndonos un poco en el régimen carcelario, son de público conocimiento los malos tratos, las vejaciones, golpes, castigos infundados, celdas de aislamientos (Buzones) donde son depositados como muebles, sin alimentos, agua, baños, etc. si lo pensamos un segundo, reclamamos para  cualquier animal mejores condiciones.

Los dos casos anteriormente descriptos sirven solamente como ejemplos de la situación carcelaria argentina. Pero los presos no votan,(los condenados) no sirven, hicieron el mal y como tal deben pagarlo (aún con un mal peor del que han cometido en muchos casos). Dejan de existir desde el momento en que traspasan las puertas de un establecimiento carcelario.

Entonces ¿qué hacemos? ¿justificamos todo en base al delito cometido, como en antiguas épocas? ¿aplicamos la ley del talión?. O tratamos de cumplir ese artículo perdido de la Constitución Nacional que dice algo sobre cárceles sanas y limpias y si no recuerdo mal también leí por ahí la palabra "resociablización", pero déjenme chequear, quizás leí mal.

Los derechos humanos invisibles son justamente esos que no se ven, pero no solamente no se ven, no existen, no se aplican, para transformarse en derechos inhumanos.

Que un preso se mate por no poder realizar una llamada telefónica suena a un dato frío, exagerado y fuera de cualquier análisis. Ahora, realmente creemos que ese fue el único y exclusivo motivo de su muerte? una mañana se levanta, se higieniza, desayuna, pide el telefono, no se lo dan y se mata.

No, seguramente  no fue así. Está de más explicar.

Abierto a cualquier tipo de comentarios, por supuesto que también de aquellos que piensan que "el que mata tiene que morir" pienso si no será entonces, necesaria una reforma constitucional y aplicar inyecciones letales como en U.S.A, por ejemplo. Será entonces una forma de sacarnos el problema de encima y no seguir incumpliendo nuestra Constitución Nacional. O quizás, podemos mudarnos de país.

Estimados, estos presos (incluyo los procesados y condenados) conviven en condiciones infrahumanas, de hacinamiento, sin acceso a necesidades básicas muchas veces, como un baño, una cama, un colchón, pero nos rasgamos las vestiduras cuando alguno intenta escapar, cuando se producen motines.

¿Que reclaman estos tipos? con lo que hicieron encima quieren aire acondicionado? (comentario de dos señoras baldeando la vereda).

Entonces tenemos dos opciones: Baldeamos las veredas y decidimos el futuro de nuestro país, o nos proponemos un debate serio sobre superpoblación carcelaria, derechos humanos, tratos dignos, resociabilización, reinserción y reintegración de los reclusos (algún sabio solía llamarlas las tres "R").










jueves, 20 de febrero de 2014

La investigación penal y el tráfico de estupefacientes

Para Berni, la policía no puede frenar el tráfico de drogas

Seguridad
El secretario de Seguridad citó al narcoterrorista Pablo Escobar para justificar sus dichos





El secretario de Seguridad, Sergio Berni, sorprendió ayer durante una entrevista radial al reconocer que las fuerzas de seguridad no pueden imponerse en la lucha contra el tráfico de drogas. Mayor asombro causó que para explicar esas dificultades de reprimir al narcotráfico citara una frase del narcoterrorista jefe del cartel de Medellín Pablo Escobar, abatido por la policía colombiana en 1993.


Con respecto a la opinión del Secretario de Seguridad de la Nación, en la que refiere que siempre en materia de investigación estamos un paso atrás (o quizás más) de quienes se dedican al traáico de estupefacientes, o narcotráfico, debo decir ante todo que, para llegar a este tipo de conclusiones es evidente que se ha realizado un análisis de las necesidades que exhiben el Ministerio Público Fiscal, las fuerzas de seguridad, jueces, empleados, etc. referidas por supuesto a tecnologías, personal capacitado, investigadores dedicados, grupos especiales en lucha contra el narcotráfico, interconexión y comunicación entre los distintos actores que llevan a cabo las investigaciones, y un largo etcétera...

Muchas veces las provincias se ven carentes en los elementos mencionados anteriormente y deben recurrir a métodos para combatir el narcotráfico que están a años luz de los que manejan quienes se dedican a traficar.

dejamos de lado entonces el planteo de ser o no país de paso o de consumo. El narcotráfico está avanzando y no está pudiendo ser abarcado como corresponde. las razones y las excusas pueden ser muchas, pero en mi humilde opinión, un Estado que pone todas sus fuerzas a disposición de la investigación y juzgamiento,  contratando especialistas, controlando las fronteras, dotando de tecnología a quienes llevan a cabo dichas tareas, va a ser mucho menos vulnerable que aquel que no cuenta con dichas herramientas.

Por supuesto que esto implicaría, quizás, modificaciones presupuestarias, pero entraría en un tema de implicancia política, lo que no representa el objetivo de este blog.

A modo de cierre del comentario de esta noticia, creo que sí, que estamos atrás de estos grupos mafiosos que manejan el narcotráfico, de eso no hay duda, muy atrás. Pero de lo que tampoco hay dudas es que con una política criminal a largo plazo con instrumentos loables y personal capacitado, más aún, se puede dar una lucha contra el narcotráfico digna, sin soluciones mágicas. A largo plazo.