La
noticia policial. Su lectura e interpretación ante lo inexplicable.
La
noticia policial en general, parece no alarmarnos, una víctima más de lo que
hoy denominamos legalmente como femicidio, o violencia de género, por ejemplo y
lamentablemente pasa a ser un tema recurrente, habitual, diario. Todo se torna
confuso, todo se vuelve un texto que ocupa espacio en los diarios, sitios
virtuales de información, etc.
Nosotros:
expectantes. Acostumbrados. Esperando que otra noticia policial del mismo tenor
o aún mayor, reemplace el hecho en
cuestión. Desde el “caso María Soledad”
hasta la actualidad se nos han presentado todo tipo de delitos, que, casi en
forma dantesca, nos muestran una realidad que anteriormente conocíamos por
medio de novelas policiales, escritas o en películas, pero gracias al avance de
la tecnología, que tan bien nos hizo,
podemos presenciar crímenes en vivo y en directo y no solo eso: los detalles
más macabros y espeluznantes de los hechos policiales se nos presentan ante
nosotros en distintas formas.
Pero
pocas veces hemos tenido la paciencia, delicadeza e interés de investigar de
qué se trata la noticia policial. Solo la dejamos pasar, como un componente más
de un matutino que al dar vuelta la página nos encontramos un jugador de fútbol
festejando un gol, abrazando un compañero.
Siguiendo
el ritmo vertiginoso de las noticias policiales, me encuentro con una que me
llama la atención, entre tantas otras, por la violencia utilizada y las edades de los partícipes (víctima y
victimario).
En
tanto, un informe forense preliminar, determinó que la joven recibió heridas de
arma blanca en el estómago, en el tórax y el cuello.
“joven
de 20 años”, “Heridas de arma blanca”, “adolescente”, “descampado”, “estómago,
tórax y cuello”. Palabras que no dejan de hacer ruido en mi
cabeza, aún razonando la frecuencia con la que se suceden este tipo de hechos.
A raíz de esta noticia, me
propuse formular una hipótesis del móvil criminal, comúnmente llamado: ¿Qué puede llevar a una persona a cometer
este tipo de crímenes?
Olvidándonos de las edades
de los partícipes y del caso puntual, les propongo que hagamos un ejercicio
mental:
Ud. Sr. lector, sospecha que
su pareja le es infiel. En un principio la sospecha es una simple desconfianza,
llamémosle “celos”. Con el correr del tiempo, la sospecha aumenta, ciertos
gestos, mensajes, miradas, lo empiezan a convencer de que lo que antes era una
sospecha, ahora puede transformarse en una realidad, en una certeza.
Ahora bien, las opciones de
los que solemos llamarnos “neuróticos” como definición psicológica dentro de un
comportamiento “normal”, ante tal situación, serían:
a)
Hablar con nuestra pareja, para aclarar el
tema;
b)
Abandonar la relación, ante la duda;
c)
Seguir como si nada hubiese pasado, y ver qué
pasa con el tiempo.
Seguramente a ud. señor
lector puede ocurrírsele alguna otra idea, pero me pregunto y sea sincero con
su respuesta: ¿Mataría a su pareja por
ese motivo?
Confío en que la mayoría de
ustedes respondería con un contundente “NO”.
El simple hecho de ver el cadáver de lo que en vida fue su esposo/a, novio/a,
frío, tieso, probablemente impregnado en sangre, haría poner su sistema
nervioso a flor de piel, paralizándolo de solo pensarlo. Repito, confío en un
criterio razonable en la mayoría de
ustedes.
Avancemos un poco más, si esto nos sucediese a
la mayoría de nosotros, la respuesta a la conducta contraria sería simplemente:
“lo hizo porque está loco”.
Bien, estamos de acuerdo en
algo. Esa persona no es igual a nosotros. Si está loco o no, lo determinarán
quienes estén capacitados para diagnosticar patologías similares.
Pero el núcleo del asunto
que pretendo abarcar, en este universo de locuras pasionales, es preguntarme y
preguntarles: ¿Se puede entonces estar
loco para realizar este tipo de conductas, pero tener una vida “normal” como la suya, sr. Lector?
La respuesta a grandes
rasgos, es evidentemente que sí y la encontramos en una patología denominada: celotipia.
La celotipia como patología la podríamos definir como: el
delirio que se le presenta a una persona, en forma de certeza, de que el ser
amado le es infiel.
Esa certeza, es justamente
eso, es la afirmación contundente e irrefutable de que el ser amado le es
infiel y créanme que no existirá razón en todo el universo que pueda descartar
esa idea. Es justamente por eso, un trastorno delirante mediante el cual sin
ningún tipo de lógica o parámetro razonable la persona se convence de la
infidelidad y llegado a este punto nada ni nadie podrá convencerlo de otra
cosa, es por eso que se denomina “trastorno
paranoide delirante” .
En estos casos, una vez que
se determina que estamos hablando de una celotipia, debemos dejarlo en manos de
especialistas en la materia, psiquiatras, psicólogos, etc.
Pero salgamos del ámbito psiquiatra
y repreguntémonos: ¿Qué puede llevar a una persona a cometer este tipo de
crímenes?
La respuesta es simple: una
patología, en este caso se denomina celotipia, pero créame Sr. lector que
existen infinidades de patologías que determinan la estructura de una personalidad
que pueden llegar a concluir en situaciones como estas, es decir: crímenes
aberrantes, violaciones y sacar lo peor de la naturaleza humana, entender este
tipo de cuestiones nos ayudará en cuestiones simples y cotidianas que creemos
entender, como por ejemplo: leer un diario.