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sábado, 26 de abril de 2014

ELIOT NESS Y EL ASESINO DEL TORSO (Por Lourdes Farall)

I.
Esta es la historia de “el asesino del torso” de Cleveland y también es la forma en la que conocí a Eliot Ness el detective que intentó descubrir la identidad del asesino del torso.
Tanto la ausencia del homicida como la exacerbada presencia del detective, en este caso en particular, me dejaron pensando en la foto de Eliot Ness; su mirada y su postura en la foto carnet que encontré en wikipedia.
                                             
                                          

Lo mas usual hubiera sido que yo haya llegado a conocer la existencia de Eliot Ness por la actividad que lo hizo famoso, como un agente que luchaba para imponer el orden en Chicago durante la ley seca y por haber fundado a Los Intocables, lo que se relaciona directamente con las mafias y los crímenes organizados de la era Al Capone.
Mirada profunda, en las fotos en las que se lo puede observar, las pupilas directas a la cámara y el pelo engominado con extrema disciplina, el  mismo método disciplinado y severo que utilizó para confeccionar una lista de agentes colaboradores libres de vinculaciones sucias con los gangsters.
Como miembro del departamento del Tesoro, Ness fue elegido para encabezar los operativos contra las mafias que operaban con el contrabando de alcohol, la prostitución y delitos afines a estas actividades.
De esta forma, la historia comienza a ensamblarse. El grupo de Al Capone empezó a desplegar esfuerzos para seducir a los agentes de Ness mientras él y sus intocables operaban absorbiendo información a través de redadas e intervenciones de teléfonos.  Una batalla cinematográfica y concentrada en estos dos grupos; la configuración de la infinita lucha entre la supuesta blancura de la legalidad y la aparente oscuridad de lo prohibido.
Eliot Ness pudo desarticular y desvanecer el poder de Al Capone en Chicago pero no pudo descubrir quién era el sujeto que amenazaba con terror y desmembramientos a la población de Cleveland. Este enigma – un verdadero signo de preguntas que da vueltas en loop hasta alcanzar un espiral hipnótico, como en las películas clásicas- parece haber marcado un punto de inflexión en el carácter imbatible del investigador.

II.
Las familias de Cleveland alarmadas por la secuencias de unos extraños asesinatos –ocurridos en una población floreciente y progresista- necesitaban  la intervención de algún agente estatal capaz de proveerles calma.  Los cuerpos eran hallados en escenas montadas por su autor con detalles amenazantes por la técnica llevada a cabo; cuerpos desmembrados donde el torso era el protagonista y en cambio sus extremidades y la cabeza no se hallaban en la misma escena del crimen; si es que se podían encontrar. Escenas demarcadas por un mensaje escueto por parte del agresor ya que a los cuerpos forenses se les dificultaba la identificación de los cadáveres al disminuir la cantidad de indicios que se podrían encontrar justamente por la falta de partes del cuerpo– hay que tener en cuenta que al no aparecer la cabeza se reduce la posibilidad de encontrar piezas dentales y cabello, dos elementos fundamentales para la identificación de la víctima-. No hay que dejar de lado que estos hechos comenzaron en 1935, principios del siglo XX, una época donde los descubrimientos tecnológicos vinculados a la temática forense estaban empezando a desarrollarse. De modo que este homicida enigmático se encargaba de diseñar mensajes que denotaban un ingenio y un talento particular. Algunos lo compararon con Jack, El destripador, esa figura tan ficticia como real, un paradigma en cuanto a la nebulosa entre un hecho real y un hecho ficcional y todo el relato creado a través del rumor; del boca en boca, como en las leyendas y más tarde a través del fulgor de los medios de comunicación.
El primer cuerpo mutilado encontrado en Cleveland, en 1934,  fue un torso en la playa, “el torso playero” le llaman algunos.
                                  

Al año siguiente, se encontraron dos cuerpos más, con mutilaciones similares. Al parecer el asesino tendría una predilección por las víctimas de las periferias, gente sin protección y más bien dedicada al vagabundeo, aunque se deprende de algunas lecturas sobre este tema que también había matado a “blancos”.
Uno de los cuerpos contenía una mensaje singular, sobre la parte posterior de un muslo había dejado la figura del protagonista de una tira cómica llamada “Educando a Papá” (Bringing up father) que en Argentina fue publicado por el diario La Nación con el título de “Pequeñas delicias de la vida conyugal” La tira desarrolla las peripecias de un inmigrante irlandés en Estados Unidos, Jiggs (Trifón o Pancho en la traducción), quien se hace repentinamente millonario, pero no quiere abandonar a sus viejos amigos ni sus antiguas costumbres, para consternación de su esposa, Maggie (Sisebuta o Ramona), una arribista social encantada con su nueva situación la cual tiene un carácter dominante.
                                        

 
En ese mismo año Eliot Ness llegó a Cleveland llamado por la autoridad para hacer una limpieza de la policía corrupta. Cuatro personas habían muerto a través de mutilaciones cuando Eliot Ness empezó a buscarlo, según él, se trataba de un mismo autor mientras la policía del lugar se dedicaba a sospechar de consumidores de marihuana y de homosexuales – según afirman las fuentes que consulté a través de notas y posts de blogs-. Las improntas de los homicidios seguían ocurriendo, el nexo común eran las decapitaciones, en una ocasión se encontró la cabeza de una mujer en un lugar y su cuerpo en otro diferente.
                                 
                                       


A esta altura de la situación la prensa estallaba en rumores e información por lo que el autor misterioso estaba tomando protagonismo. Los asesinos seriales terminan dominando la atención de modo inevitable, hay en ellos un rasgo de vanidad y un intento de búsqueda de popularidad que nunca falla, mucho más si se dedican a plantar mensajes, no solo atractivos para todo el mundo si no también como un modo de desafiar y seducir al que los está atrapando. Un modo de entablar una relación seductora con la autoridad, un jugueteo simbólico.
En este caso, el autor era prolijo e higiénico, no se encontraban restos de sangre por lo que se entiende que existían varias escenas del crimen: una escena primaria donde daba muerte a la víctima y una escena secundaria donde dejaba el cuerpo expuesto, listo para su hallazgo.
A este supuesto único asesino se le atribuyeron 12 crímenes, entre ellos hombres y mujeres de clase baja; solo dos cuerpos fueron identificados y hubo al menos 10 sospechosos de ser autores de estos crímenes. Eliot Ness estaba perdiendo los estribos.  Se dice que los últimos cadáveres aparecieron en 1938. Los cuerpos encontrados presentaban todo tipo de características que llevan a la misma conclusión: esqueletos, mutilaciones; incluso en uno de los casos los forenses determinaron que el cuerpo había sido resguardado en un refrigerador durante un tiempo.
Eliot tomo una decisión más cercana a la necesidad de terminar con todo que de dilucidar el acertijo: ordenó incendiar en su totalidad una zona de asentamiento de vagabundos, Kingsbury Run. Una escena espectacular que nos hace pensar más en una técnica a lo gangster que en la solución de un detective mesurado y silencioso. Era también un mensaje para el asesino del torso, un mensaje caprichoso y desesperado. Y como detalle final, Ness ordenó a la policía una detención masiva de todos los merodeadores de la zona en esa noche del incendio.
Varios años después - más de una década dicen los que escribieron sobre este caso- Ness recibió cartas provenientes de una institución psiquiátrica que contenían referencias a los homicidios y burlas hacia el detective. Aunque esas cartas, por las pocas fotos que se pueden ver parecían más provenientes de un oportunista – quizás algún admirador del verdadero autor- Eliot Ness estaba convencido que eran el mensaje del verdadero asesino.
El caso nunca se cerró.
Eliot Ness murió en 1957.




Rostro del supuesto asesino según indicaciones de vagabundos de la  zona
                                                      
                                                   

Fuentes:
http://es.wikipedia.org/wiki/Eliot_Ness
http://es.wikipedia.org/wiki/Bringing_Up_Father
http://camada30.fullblog.com.ar/el-asesino-del-torso.html




jueves, 24 de abril de 2014

Esos locos internos.

 
 
Al parecer la definición de enfermedad mental ha llegado al juzgado federal que se encuentra en la ciudad de Rawson, provincia de Chubut, que por otra parte es el encargado de recibir las denuncias que provienen de la Unidad Penitenciaria Federal N° 6.
 
Se han publicado en este blog, noticias relacionadas con suicidios producidos en la Unidad mencionada, de los cuales no se tenía conocimiento de las razones reales de tan drásticas decisiones. Como tampoco se tienen conocimiento de tantas otras cosas que suceden dentro de las unidades penitenciarias de todo el país.
 
Leyendo esta mañana un matutino chubutense, me encuentro con una "grata" noticia: los internos con enfermedades mentales, que se encuentran en la Unidad N° 6, serán trasladados a establecimientos que cuenten con asistencia psiquiátrica/psicológica, es decir: adecuados. El lugar elegido parece haber sido la "cárcel de Ezeiza".
 
Ante tamaña noticia, lo primero que deberíamos preguntarnos es: ¿De qué enfermedades estamos hablando? ¿Quién hizo el diagnóstico de tales enfermedades? ¿Cuándo se hizo?  y la pregunta fundamental: ¿Por qué no antes?
 
Este tema es traído a análisis para que, si sirve de algo, reflexionemos sobre la cantidad de reclusos con enfermedades mentales que se encuentran recluidos en Unidades "comunes", sin asistencia psicológica ni farmacológica.
 
Por último, y citando al Maestro Daniel Silva, uno de los mejores psiquiatras que tiene nuestro país, y médico legista, entre otras especialidades,  debemos considerar  aquellos reclusos que encontrándose detenidos, contraen HIV que muchas veces deriva en S.I.D.A, y que por supuesto no es tratado como corresponde, produciendo posteriormente  enfermedades mentales tales como son las demencias.
 
Lo referido en el párrafo anterior debe tenerse muy en cuenta al momento de una evaluación de los internos con enfermedades mentales. No imaginemos al enfermo mental como un simple delirante, como el "loco moral" de vieja data. En los establecimientos carcelarios encontraremos muchos más de los que podamos imaginarnos.
 
Solo con una adecuada búsqueda, diagnóstico y tratamiento podremos darnos cuenta de que existen enfermedades psiquiátricas que deben ser tratadas, porque aunque no lo notemos, eso  también es parte de la búsqueda de una resociabilización de la que tanto hablamos y pregonamos.

miércoles, 16 de abril de 2014

Graciela y Pablo, el orgullo de José.








 
 
 
 
 
 
 
Quizás José nunca imaginó que alguien le pondría su nombre a un premio, o si, lo cierto es que la Academia Nacional de Ciencias de Buenos Aires decidió que así fuera.
 
 
Debo reconocer que tanto la Academia Nacional de Ciencias, como el premio José Ingenieros, eran para mi dos cuestiones desconocidas, hasta que, gracias a grandes profesores, por ende académicos, descubrí de que se trataba todo eso.
 
Decidido a investigar un poco más, encuentro que el Centro de Interdisciplinario de Investigaciones Forenses entregaría este año el premio José Ingenieros a quien realice, según un jurado de notables, el mejor trabajo sobre "Validación Forense en la Pornografía Infantil".
 
El tema en cuestión es, por donde se lo mire, como mínimo sensible. Tratar de aportar algo nuevo a la ciencia en el tema de pornografía infantil resulta un trabajo difícil, por la complejidad del tema y las múltiples facetas que esto puede acarrear.
 
Pero los Dres. Pablo Burgeño y Graciela Diletto decidieron que tenían algo para aportar al respecto y pusieron manos a la obra en esa ardua tarea. El resultado: un excelente aporte para identificar la edad de un menor en videos o fotografías encontradas en causas por pedofilia o pornografía infantil.
 
¿Quién hubiese pensado, años atrás, que sería posible poder conocer la edad de una persona al verlo en un video, o simplemente una foto?
 
Graciela y Pablo pensaron que eso era posible, y gracias a su trabajo y las demostraciones empíricas logradas, nos dieron una clase magistral de cómo el esfuerzo, el sacrificio y las ganas de aportar conocimientos científicos pueden más que cualquier otro impedimento, aún peleando contra la tecnología.
 
Todo esto resulta seguramente desconocido para quienes estén leyendo esta noticia, y seguramente este valioso aporte será reconocido, quizás, cuando tenga implicancia en alguna causa con repercusión mediática, no lo sabemos aún, pero será tal vez en ese momento, cuando los nombres de quienes trabajaron en esto, salgan a la luz. Es por eso que investigaciones de este tenor deben darse a conocer y que nuestra sociedad sienta orgullo de contar con personas como ellos entre nosotros.
 
 
La importancia de este trabajo nos inspira a todos a investigar, a saber que, a pesar de las dificultades, Argentina tiene y tendrá siempre intelectuales como ellos, dedicados, comprometidos firmemente con la sociedad, la ciencia y la cultura.
 
 
Es por eso, que desde este humilde blog, que intenta informar sobre temas relacionados con la criminología, criminalística y "afines", felicitamos y agradecemos a Pablo y Graciela, quienes tuvieron la dedicación, la paciencia, el tiempo y la determinación para aportar un granito mas de arena a la CIENCIA.
 
 
 
 
 
 
 
 

viernes, 4 de abril de 2014

Linchamientos. ¿Charles Lynch vive en nuestros corazones?

  
Linchar: "Ejecutar sin proceso y tumultuariamente a un sospechoso o a un reo." 
Esa es la definición que nos da la Real Academia Española sobre el verbo "linchar", tan de moda y tan conjugado últimamente en nuestro país.

Charles Lynch fue un plantador de Virginia y revolucionario estadounidense que encabezó una irregular corte en Virginia para castigar a los lealistas durante la Guerra de Independencia de los Estados Unidos. Tras varios incidentes ocurridos en 1780, un grupo de jueces y oficiales de la milicia, entre los que se encontraba Lynch, descubrieron a un grupo de personas a los que acusaron de ser los causantes de una sublevación de lealistas en el sudoeste de Virginia. A los sospechosos se les llevó ante un jurado donde fueron absueltos de todos los cargos. Debido a esto, Lynch ordenó la ejecución de estas bandas, motivo por el cual hoy en día es recordado.

Al referirnos al sujeto que dio origen a la palabra "linchamiento, linchar" nos remontamos al siglo XVIII pero encontrándonos en el siglo XXI. Más de 200 años no alcanzan para que recordemos esto como algo aberrante y propio de otra época.

Leyendo y viendo las noticias de estos últimos días, en los que conmemoramos un nuevo aniversario de la sangrienta, injusta e ilógica guerra en Malvinas, pude observar cómo se mezclaban esos minutos de silencio por los caídos en la guerra, con personas que "ajusticiaban", si es que cabe el término, a un ladrón.

Reflexionando un poco y tratando de entender qué es lo que pasa socialmente para que, por un lado estemos pidiendo que no haya más guerra, que cese la violencia o que nos abrumemos con noticias de mujeres lapidadas en otros países por distintos motivos, pensando en la lejanía cultural que nos separa, y por otro lado viendo vecinos de nuestra ciudad capital pateando un ladrón hasta matarlo, es difícil poder llegar a comprender la disparidad de tales pensamientos y actos.

La justificación de que es el Estado el que debe hacerse cargo de la seguridad y no lo hace y por eso recurrimos al "linchamiento" público, como dos siglos atrás, no resiste ningún análisis a la luz de todos los avances en materia de seguridad, derechos humanos y hasta civilización que supimos conseguir desde la época colonial a la fecha.

Por supuesto que es el Estado quien debe velar por nuestra seguridad, no cabe duda alguna. No admite discusión. Cómo también corresponde al Estado el deber de educar a nuestros menores, brindarnos un sistema de salud satisfactorio, etc. pero evidentemente no es la salud ni la educación lo que agita los sistemas nerviosos de quienes piensan en linchar a un ser humano en la vereda, actuando como animales (de quienes nos queremos distanciar), es la "inseguridad" o la falta de seguridad, como prefieran. Eso que parece tan difícil de definir como de eliminar.

No existe país del mundo en el que no existan hechos de inseguridad, en mayor o menor medida, siempre existieron y siempre existirán, porque somos seres humanos, porque existe el bien y el mal, malos y buenos siempre van a estar y actuarán en consecuencia. Pensar en cómo lograr que el malo sea bueno o al menos no tan malo, es parte de pensar cómo mejorar como sociedad. Es una tarea que debemos darnos todos y que nada tiene que ver con pegarle a alguien hasta matarlo. Por una simple razón: ninguna vida vale más que otra.

Noten que ni siquiera se puede hablar de "ley del talión", porque al menos en ese caso podrían sacarle al ladrón lo que intentó robar y quedar saldados. En estos casos simplemente vale la humillación pública y la violencia en extremo, no importa cuáles sean las consecuencias.

Si el problema es que la justicia no funciona como debería, si los jueces no aplican la ley como deberían, si los policías no actúan como deberían, existen mecanismos totalmente legales, constitucionales, sanos, para poder expresarnos. Seguramente es mayor el deseo de venganza, el deseo de revancha en el momento de producido el hecho, pero nada, absolutamente nada justificará una acción como esta, o ¿a caso piensan, quienes participan de estos hechos, que nada les va a pasar? ¿Que están justificados por el "desamparo del Estado"? esto no existe como figura penal, no en estos términos. Dejemos que actúe la justicia y si no nos satisface la actuación de determinados funcionarios utilicemos los medios adecuados para poder reemplazarlos. Quizás el problema esté en que se confunden los términos de "justicia rápida" con el de "revancha","odio" y "saña", y eso no es justicia señores. Desgraciadamente para quienes así lo piensan, es justamente todo lo contrario a la definición de justicia en nuestro ordenamiento jurídico.

Una buena reflexión sobre el delito y la lucha contra el crimen, nos la da Garcia- Pablos quien nos alerta sobre problemáticas sociales que debemos tener en cuenta, además de lo ya expresado: "buena parte del crimen que una sociedad padece hunde sus raíces en conflictos profundos de esa misma sociedad: situaciones carenciales básicas, desigualdades irritantes, conflictos no resueltos, etc. Una ambiciosa y progresiva Política Social se convierte entonces, en el mejor instrumento preventivo de la criminalidad, ya que-desde un punto de vista etiológico-puede intervenir positivamente en las causas últimas del problema del que el crimen es mero síntoma o indicador. Los programas de esta orientación político-social son, en puridad, programas de "prevención primaria": genuina y auténtica prevención. Pues, si cada sociedad tiene el crimen que se merece, una sociedad más justa que asegure a todos sus miembros un acceso efectivo a cotas satisfactorias de bienestar y calidad de vida-en sus muy diversos ámbitos (salud, educación, cultura, vivienda, etc.) -reduce correlativamente su conflictividad y las tasas de delincuencia. Y los reduce, además, del modo más justo y racional compaginando la máxima efectividad con el menor coste social."

 
 
Por último, para aquellos que estén pensando en participar de algún linchamiento en estos días, les dejo un artículo de nuestro Código Penal (que es igual para todos, les recuerdo) que les servirá, quizás, para actuar en consecuencia.

 
 
ARTICULO 80. - "Se impondrá reclusión perpetua o prisión perpetua, pudiendo aplicarse lo dispuesto en el artículo 52, al que matare:

 
 
2º Con ensañamiento, alevosía, veneno u otro procedimiento insidioso. "
 
 
Para aquellos que aún dudan del encuadre en el tipo penal descripto, repasemos algunos conceptos de alevosía:

 
 
 "Ocultamiento moral o material caracterizadores del homicidio proditorio y del homicidio insidioso, la alevosía le agrega la cobarde finalidad del autor de obrar sin riesgos para su persona".  Nuñez (Derecho Penal argentino, t. III, vol., I, ps. 37 y ss., Lerner, Córdoba, 1988) 
 
 


"No es indispensable que siempre medie la premeditación para que haya alevosía, como que ambas circunstancias se mencionan separadamente, y, en efecto, el criminal puede sentir de pronto la sugestión y el impulso de matar encontrando a la víctima inerte, indefensa, desprevenida, sin correr él, riesgo alguno" (7-4-33, J. A. 41-561). "La alevosía no requiere para su existencia el concurso de la premeditación"

 



Existen dos criterios para apreciar la alevosía: el primero, denominado "subjetivo", atiende primordialmente a los propósitos del agente, el modo de comisión y la situación de la víctima: la ley agrava la pena no por el estado de indefensión, sino por haber buscado el actor tal circunstancia o por haberse aprovechado de ella.


 

 

 

 

 

Como se puede observar, no existe distinción alguna entre lo descripto anteriormente y las situaciones planteadas.


 

 

 

 

 

Finalizando, espero, al menos, lograr que se produzca un poco de cordura en aquellas almas que sienten/piensan en el linchamiento como método de resolución de algún conflicto.