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viernes, 4 de abril de 2014

Linchamientos. ¿Charles Lynch vive en nuestros corazones?

  
Linchar: "Ejecutar sin proceso y tumultuariamente a un sospechoso o a un reo." 
Esa es la definición que nos da la Real Academia Española sobre el verbo "linchar", tan de moda y tan conjugado últimamente en nuestro país.

Charles Lynch fue un plantador de Virginia y revolucionario estadounidense que encabezó una irregular corte en Virginia para castigar a los lealistas durante la Guerra de Independencia de los Estados Unidos. Tras varios incidentes ocurridos en 1780, un grupo de jueces y oficiales de la milicia, entre los que se encontraba Lynch, descubrieron a un grupo de personas a los que acusaron de ser los causantes de una sublevación de lealistas en el sudoeste de Virginia. A los sospechosos se les llevó ante un jurado donde fueron absueltos de todos los cargos. Debido a esto, Lynch ordenó la ejecución de estas bandas, motivo por el cual hoy en día es recordado.

Al referirnos al sujeto que dio origen a la palabra "linchamiento, linchar" nos remontamos al siglo XVIII pero encontrándonos en el siglo XXI. Más de 200 años no alcanzan para que recordemos esto como algo aberrante y propio de otra época.

Leyendo y viendo las noticias de estos últimos días, en los que conmemoramos un nuevo aniversario de la sangrienta, injusta e ilógica guerra en Malvinas, pude observar cómo se mezclaban esos minutos de silencio por los caídos en la guerra, con personas que "ajusticiaban", si es que cabe el término, a un ladrón.

Reflexionando un poco y tratando de entender qué es lo que pasa socialmente para que, por un lado estemos pidiendo que no haya más guerra, que cese la violencia o que nos abrumemos con noticias de mujeres lapidadas en otros países por distintos motivos, pensando en la lejanía cultural que nos separa, y por otro lado viendo vecinos de nuestra ciudad capital pateando un ladrón hasta matarlo, es difícil poder llegar a comprender la disparidad de tales pensamientos y actos.

La justificación de que es el Estado el que debe hacerse cargo de la seguridad y no lo hace y por eso recurrimos al "linchamiento" público, como dos siglos atrás, no resiste ningún análisis a la luz de todos los avances en materia de seguridad, derechos humanos y hasta civilización que supimos conseguir desde la época colonial a la fecha.

Por supuesto que es el Estado quien debe velar por nuestra seguridad, no cabe duda alguna. No admite discusión. Cómo también corresponde al Estado el deber de educar a nuestros menores, brindarnos un sistema de salud satisfactorio, etc. pero evidentemente no es la salud ni la educación lo que agita los sistemas nerviosos de quienes piensan en linchar a un ser humano en la vereda, actuando como animales (de quienes nos queremos distanciar), es la "inseguridad" o la falta de seguridad, como prefieran. Eso que parece tan difícil de definir como de eliminar.

No existe país del mundo en el que no existan hechos de inseguridad, en mayor o menor medida, siempre existieron y siempre existirán, porque somos seres humanos, porque existe el bien y el mal, malos y buenos siempre van a estar y actuarán en consecuencia. Pensar en cómo lograr que el malo sea bueno o al menos no tan malo, es parte de pensar cómo mejorar como sociedad. Es una tarea que debemos darnos todos y que nada tiene que ver con pegarle a alguien hasta matarlo. Por una simple razón: ninguna vida vale más que otra.

Noten que ni siquiera se puede hablar de "ley del talión", porque al menos en ese caso podrían sacarle al ladrón lo que intentó robar y quedar saldados. En estos casos simplemente vale la humillación pública y la violencia en extremo, no importa cuáles sean las consecuencias.

Si el problema es que la justicia no funciona como debería, si los jueces no aplican la ley como deberían, si los policías no actúan como deberían, existen mecanismos totalmente legales, constitucionales, sanos, para poder expresarnos. Seguramente es mayor el deseo de venganza, el deseo de revancha en el momento de producido el hecho, pero nada, absolutamente nada justificará una acción como esta, o ¿a caso piensan, quienes participan de estos hechos, que nada les va a pasar? ¿Que están justificados por el "desamparo del Estado"? esto no existe como figura penal, no en estos términos. Dejemos que actúe la justicia y si no nos satisface la actuación de determinados funcionarios utilicemos los medios adecuados para poder reemplazarlos. Quizás el problema esté en que se confunden los términos de "justicia rápida" con el de "revancha","odio" y "saña", y eso no es justicia señores. Desgraciadamente para quienes así lo piensan, es justamente todo lo contrario a la definición de justicia en nuestro ordenamiento jurídico.

Una buena reflexión sobre el delito y la lucha contra el crimen, nos la da Garcia- Pablos quien nos alerta sobre problemáticas sociales que debemos tener en cuenta, además de lo ya expresado: "buena parte del crimen que una sociedad padece hunde sus raíces en conflictos profundos de esa misma sociedad: situaciones carenciales básicas, desigualdades irritantes, conflictos no resueltos, etc. Una ambiciosa y progresiva Política Social se convierte entonces, en el mejor instrumento preventivo de la criminalidad, ya que-desde un punto de vista etiológico-puede intervenir positivamente en las causas últimas del problema del que el crimen es mero síntoma o indicador. Los programas de esta orientación político-social son, en puridad, programas de "prevención primaria": genuina y auténtica prevención. Pues, si cada sociedad tiene el crimen que se merece, una sociedad más justa que asegure a todos sus miembros un acceso efectivo a cotas satisfactorias de bienestar y calidad de vida-en sus muy diversos ámbitos (salud, educación, cultura, vivienda, etc.) -reduce correlativamente su conflictividad y las tasas de delincuencia. Y los reduce, además, del modo más justo y racional compaginando la máxima efectividad con el menor coste social."

 
 
Por último, para aquellos que estén pensando en participar de algún linchamiento en estos días, les dejo un artículo de nuestro Código Penal (que es igual para todos, les recuerdo) que les servirá, quizás, para actuar en consecuencia.

 
 
ARTICULO 80. - "Se impondrá reclusión perpetua o prisión perpetua, pudiendo aplicarse lo dispuesto en el artículo 52, al que matare:

 
 
2º Con ensañamiento, alevosía, veneno u otro procedimiento insidioso. "
 
 
Para aquellos que aún dudan del encuadre en el tipo penal descripto, repasemos algunos conceptos de alevosía:

 
 
 "Ocultamiento moral o material caracterizadores del homicidio proditorio y del homicidio insidioso, la alevosía le agrega la cobarde finalidad del autor de obrar sin riesgos para su persona".  Nuñez (Derecho Penal argentino, t. III, vol., I, ps. 37 y ss., Lerner, Córdoba, 1988) 
 
 


"No es indispensable que siempre medie la premeditación para que haya alevosía, como que ambas circunstancias se mencionan separadamente, y, en efecto, el criminal puede sentir de pronto la sugestión y el impulso de matar encontrando a la víctima inerte, indefensa, desprevenida, sin correr él, riesgo alguno" (7-4-33, J. A. 41-561). "La alevosía no requiere para su existencia el concurso de la premeditación"

 



Existen dos criterios para apreciar la alevosía: el primero, denominado "subjetivo", atiende primordialmente a los propósitos del agente, el modo de comisión y la situación de la víctima: la ley agrava la pena no por el estado de indefensión, sino por haber buscado el actor tal circunstancia o por haberse aprovechado de ella.


 

 

 

 

 

Como se puede observar, no existe distinción alguna entre lo descripto anteriormente y las situaciones planteadas.


 

 

 

 

 

Finalizando, espero, al menos, lograr que se produzca un poco de cordura en aquellas almas que sienten/piensan en el linchamiento como método de resolución de algún conflicto.

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