Linchar: "Ejecutar sin proceso y tumultuariamente a un
sospechoso o a un reo."
Esa es la
definición que nos da la Real Academia Española sobre el verbo
"linchar", tan de moda y tan conjugado últimamente en nuestro país.
Charles
Lynch fue un plantador de Virginia y revolucionario estadounidense que encabezó una irregular
corte en Virginia para castigar a los lealistas durante la Guerra
de Independencia de los Estados Unidos.
Tras varios incidentes ocurridos en 1780, un grupo de jueces y oficiales de la
milicia, entre los que se encontraba Lynch, descubrieron a un grupo de personas
a los que acusaron de ser los causantes de una sublevación de lealistas en el
sudoeste de Virginia. A los sospechosos se les llevó ante un jurado donde
fueron absueltos de todos los cargos. Debido a esto, Lynch ordenó la ejecución
de estas bandas, motivo por el cual hoy en día es recordado.
Al referirnos al sujeto que dio
origen a la palabra "linchamiento, linchar" nos remontamos al siglo
XVIII pero encontrándonos en el siglo XXI. Más de 200 años no alcanzan para que
recordemos esto como algo aberrante y propio de otra época.
Leyendo y viendo las noticias de
estos últimos días, en los que conmemoramos un nuevo aniversario de la
sangrienta, injusta e ilógica guerra en Malvinas, pude observar cómo se
mezclaban esos minutos de silencio por los caídos en la guerra, con personas
que "ajusticiaban", si es que cabe el término, a un ladrón.
Reflexionando un poco y tratando de
entender qué es lo que pasa socialmente para que, por un lado estemos pidiendo
que no haya más guerra, que cese la violencia o que nos abrumemos con noticias
de mujeres lapidadas en otros países por distintos motivos, pensando en la
lejanía cultural que nos separa, y por otro lado viendo vecinos de nuestra
ciudad capital pateando un ladrón hasta matarlo, es difícil poder llegar a
comprender la disparidad de tales pensamientos y actos.
La justificación de que es el
Estado el que debe hacerse cargo de la seguridad y no lo hace y por eso
recurrimos al "linchamiento" público, como dos siglos atrás, no
resiste ningún análisis a la luz de todos los avances en materia de seguridad,
derechos humanos y hasta civilización que supimos conseguir desde la época
colonial a la fecha.
Por supuesto que es el Estado quien
debe velar por nuestra seguridad, no cabe duda alguna. No admite discusión.
Cómo también corresponde al Estado el deber de educar a nuestros menores, brindarnos
un sistema de salud satisfactorio, etc. pero evidentemente no es la salud ni la
educación lo que agita los sistemas nerviosos de quienes piensan en linchar a
un ser humano en la vereda, actuando como animales (de quienes nos queremos
distanciar), es la "inseguridad" o la falta de seguridad, como
prefieran. Eso que parece tan difícil de definir como de eliminar.
No existe país del mundo en el que
no existan hechos de inseguridad, en mayor o menor medida, siempre existieron y
siempre existirán, porque somos seres humanos, porque existe el bien y el mal,
malos y buenos siempre van a estar y actuarán en consecuencia. Pensar en cómo
lograr que el malo sea bueno o al menos no tan malo, es parte de pensar cómo
mejorar como sociedad. Es una tarea que debemos darnos todos y que nada tiene
que ver con pegarle a alguien hasta matarlo. Por una simple razón: ninguna
vida vale más que otra.
Noten que ni siquiera se puede
hablar de "ley del talión", porque al menos en ese caso podrían
sacarle al ladrón lo que intentó robar y quedar saldados. En estos casos
simplemente vale la humillación pública y la violencia en extremo, no importa
cuáles sean las consecuencias.
Si el problema es que la justicia
no funciona como debería, si los jueces no aplican la ley como deberían, si los
policías no actúan como deberían, existen mecanismos totalmente legales,
constitucionales, sanos, para poder expresarnos. Seguramente es mayor el deseo
de venganza, el deseo de revancha en el momento de producido el hecho, pero
nada, absolutamente nada justificará una acción como esta, o ¿a caso piensan,
quienes participan de estos hechos, que nada les va a pasar? ¿Que están
justificados por el "desamparo del Estado"? esto no existe como
figura penal, no en estos términos. Dejemos que actúe la justicia y si no nos
satisface la actuación de determinados funcionarios utilicemos los medios
adecuados para poder reemplazarlos. Quizás el problema esté en que se confunden
los términos de "justicia rápida" con el de "revancha","odio"
y "saña", y eso no es justicia señores. Desgraciadamente para quienes
así lo piensan, es justamente todo lo contrario a la definición de justicia en
nuestro ordenamiento jurídico.
Una buena reflexión sobre el delito
y la lucha contra el crimen, nos la da Garcia- Pablos quien nos alerta sobre
problemáticas sociales que debemos tener en cuenta, además de lo ya expresado:
"buena parte del crimen que una sociedad padece hunde sus
raíces en conflictos profundos de esa misma sociedad: situaciones carenciales
básicas, desigualdades irritantes, conflictos no resueltos, etc. Una ambiciosa
y progresiva Política Social se convierte entonces, en el mejor instrumento
preventivo de la criminalidad, ya que-desde un punto de vista etiológico-puede
intervenir positivamente en las causas últimas del problema del que el crimen
es mero síntoma o indicador. Los programas de esta orientación político-social son,
en puridad, programas de "prevención primaria": genuina y auténtica
prevención. Pues, si cada sociedad tiene el crimen que se merece, una sociedad
más justa que asegure a todos sus miembros un acceso efectivo a cotas
satisfactorias de bienestar y calidad de vida-en sus muy diversos ámbitos
(salud, educación, cultura, vivienda, etc.) -reduce correlativamente su
conflictividad y las tasas de delincuencia. Y los reduce, además, del modo más
justo y racional compaginando la máxima efectividad con el menor coste social."
Por último, para aquellos que estén
pensando en participar de algún linchamiento en estos días, les dejo un
artículo de nuestro Código Penal (que es igual para todos, les recuerdo) que les servirá, quizás, para actuar en consecuencia.
ARTICULO 80. - "Se impondrá reclusión perpetua o prisión
perpetua, pudiendo aplicarse lo dispuesto en el artículo 52, al que matare:
2º Con ensañamiento, alevosía, veneno u otro procedimiento insidioso.
"
Para aquellos que aún dudan del encuadre en el tipo penal descripto, repasemos algunos conceptos de alevosía:
"Ocultamiento moral o material caracterizadores del homicidio proditorio y del homicidio insidioso, la alevosía le agrega la cobarde finalidad del autor de obrar sin riesgos para su persona". Nuñez (Derecho Penal argentino, t. III, vol., I, ps. 37 y ss., Lerner, Córdoba, 1988)
"No es indispensable que siempre medie la premeditación para que haya alevosía, como que ambas circunstancias se mencionan separadamente, y, en efecto, el criminal puede sentir de pronto la sugestión y el impulso de matar encontrando a la víctima inerte, indefensa, desprevenida, sin correr él, riesgo alguno" (7-4-33, J. A. 41-561). "La alevosía no requiere para su existencia el concurso de la premeditación"
Existen dos criterios para apreciar la alevosía: el primero, denominado "subjetivo", atiende primordialmente a los propósitos del agente, el modo de comisión y la situación de la víctima: la ley agrava la pena no por el estado de indefensión, sino por haber buscado el actor tal circunstancia o por haberse aprovechado de ella.
Como se puede observar, no existe distinción alguna entre lo descripto anteriormente y las situaciones planteadas.
Finalizando, espero, al menos, lograr que se produzca un poco de cordura en aquellas almas que sienten/piensan en el linchamiento como método de resolución de algún conflicto.
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