Translate

jueves, 3 de julio de 2014

En vivo y en directo.


 
 
 
La noticia policial. Su lectura e interpretación ante lo inexplicable.

 

 

La noticia policial en general, parece no alarmarnos, una víctima más de lo que hoy denominamos legalmente como femicidio, o violencia de género, por ejemplo y lamentablemente pasa a ser un tema recurrente, habitual, diario. Todo se torna confuso, todo se vuelve un texto que ocupa espacio en los diarios, sitios virtuales de información, etc.

Nosotros: expectantes. Acostumbrados. Esperando que otra noticia policial del mismo tenor o aún mayor,  reemplace el hecho en cuestión. Desde el “caso María Soledad” hasta la actualidad se nos han presentado todo tipo de delitos, que, casi en forma dantesca, nos muestran una realidad que anteriormente conocíamos por medio de novelas policiales, escritas o en películas, pero gracias al avance de la tecnología, que tan bien nos hizo, podemos presenciar crímenes en vivo y en directo y no solo eso: los detalles más macabros y espeluznantes de los hechos policiales se nos presentan ante nosotros en distintas formas.

Pero pocas veces hemos tenido la paciencia, delicadeza e interés de investigar de qué se trata la noticia policial. Solo la dejamos pasar, como un componente más de un matutino que al dar vuelta la página nos encontramos un jugador de fútbol festejando un gol, abrazando un compañero.

Siguiendo el ritmo vertiginoso de las noticias policiales, me encuentro con una que me llama la atención, entre tantas otras, por la violencia utilizada y  las edades de los partícipes (víctima y victimario).

Un joven de 20 años fue detenido por el crimen de Serena Rodríguez, la adolescente de 15 años que fue hallada muerta en un descampado en Moreno .
Así lo confirmaron a LA NACION fuentes policiales.

En tanto, un informe forense preliminar, determinó que la joven recibió heridas de arma blanca en el estómago, en el tórax y el cuello.

 

“joven de 20 años”, “Heridas de arma blanca”, “adolescente”, “descampado”, “estómago, tórax y cuello”. Palabras que no dejan de hacer ruido en mi cabeza, aún razonando la frecuencia con la que se suceden este tipo de hechos.

A raíz de esta noticia, me propuse formular una hipótesis del móvil criminal, comúnmente llamado: ¿Qué puede llevar a una persona a cometer este tipo de crímenes?

Olvidándonos de las edades de los partícipes y del caso puntual, les propongo que hagamos un ejercicio mental:

Ud. Sr. lector, sospecha que su pareja le es infiel. En un principio la sospecha es una simple desconfianza, llamémosle “celos”. Con el correr del tiempo, la sospecha aumenta, ciertos gestos, mensajes, miradas, lo empiezan a convencer de que lo que antes era una sospecha, ahora puede transformarse en una realidad, en una certeza.

Ahora bien, las opciones de los que solemos llamarnos “neuróticos” como definición psicológica dentro de un comportamiento “normal”, ante tal situación, serían:

a)    Hablar con nuestra pareja, para aclarar el tema;

b)    Abandonar la relación, ante la duda;

c)    Seguir como si nada hubiese pasado, y ver qué pasa con el tiempo.

Seguramente a ud. señor lector puede ocurrírsele alguna otra idea, pero me pregunto y sea sincero con su respuesta: ¿Mataría a su pareja por ese motivo?

Confío en que la mayoría de ustedes respondería con un contundente “NO”. El simple hecho de ver el cadáver de lo que en vida fue su esposo/a, novio/a, frío, tieso, probablemente impregnado en sangre, haría poner su sistema nervioso a flor de piel, paralizándolo de solo pensarlo. Repito, confío en un criterio razonable  en la mayoría de ustedes.

 Avancemos un poco más, si esto nos sucediese a la mayoría de nosotros, la respuesta a la conducta contraria sería simplemente: “lo hizo porque está loco”.

Bien, estamos de acuerdo en algo. Esa persona no es igual a nosotros. Si está loco o no, lo determinarán quienes estén capacitados para diagnosticar patologías similares.

Pero el núcleo del asunto que pretendo abarcar, en este universo de locuras pasionales, es preguntarme y preguntarles: ¿Se puede entonces estar loco para realizar este tipo de conductas, pero tener una vida “normal”  como la suya, sr. Lector?

La respuesta a grandes rasgos, es evidentemente que sí y la encontramos en una patología denominada: celotipia.

La celotipia como  patología la podríamos definir como: el delirio que se le presenta a una persona, en forma de certeza, de que el ser amado le es infiel.

Esa certeza, es justamente eso, es la afirmación contundente e irrefutable de que el ser amado le es infiel y créanme que no existirá razón en todo el universo que pueda descartar esa idea. Es justamente por eso, un trastorno delirante mediante el cual sin ningún tipo de lógica o parámetro razonable la persona se convence de la infidelidad y llegado a este punto nada ni nadie podrá convencerlo de otra cosa, es por eso que se denomina “trastorno paranoide delirante” .

En estos casos, una vez que se determina que estamos hablando de una celotipia, debemos dejarlo en manos de especialistas en la materia, psiquiatras, psicólogos, etc.

Pero salgamos del ámbito psiquiatra y repreguntémonos: ¿Qué puede llevar a una persona a cometer este tipo de crímenes?

La respuesta es simple: una patología, en este caso se denomina celotipia, pero créame Sr. lector que existen infinidades de patologías que determinan la estructura de una personalidad que pueden llegar a concluir en situaciones como estas, es decir: crímenes aberrantes, violaciones y sacar lo peor de la naturaleza humana, entender este tipo de cuestiones nos ayudará en cuestiones simples y cotidianas que creemos entender, como por ejemplo: leer un diario.

No hay comentarios:

Publicar un comentario