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miércoles, 24 de septiembre de 2014

Luz, cámara y acción.


 
Dicen que las cosas una vez modificadas, nunca vuelven al mismo estado en el que estaban. Podemos tener un accidente automovilístico y llevar nuestro vehículo a reparar, sin embargo el vehículo nunca volverá a ser el mismo, no importa que sea el mejor mecánico el que lo arregló, o si el service es oficial. El automóvil sufrió modificaciones y ya nunca volverá a ser el exactamente igual al que nos entregaron en la fábrica.
 
Se preguntarán qué relación tiene el párrafo anterior con la temática de este blog.
 
El tema es más sencillo de lo que parece. La escena de un crimen, sea primaria o secundaria (llamemos secundaria a aquella donde ha sido encontrado el cuerpo, por ejemplo, habiendo sido trasladado hasta ese lugar) es como ese automóvil que sacamos de fábrica, que una vez que sufre un accidente o cualquier modificación en su estructura, nunca más volverá a ser el mismo.
 
Luego de esta comparación reduccionista y simplista de lo que significa el cuidado de la escena de un hecho criminal, que para cualquiera no resiste ningún análisis desde la lógica. Es decir que cualquier persona respondería: Es lógico!
 
Sabemos también que la policía científica, tanto de la P.F.A. como la correspondiente a la provincia de Buenos Aires, lo saben, y lo saben muy bien, pero cuando acechan las cámaras, cuándo el caso reune los elementos que representan a un hecho medíatico, las cosas cambian. Y todos quieren un poco de eso, de cámara, de repercusión pública, me refiero por supuesto a policías, políticos, etc. que nada tienen que hacer en la escena del crimen, pero ahí los vemos, mezclados con la policía científica que,  con guantes y elementos de todo tipo están tratando de recoger  rastros o huellas, que seguramente estarán en los zapatos de algunos de estos personajes que deberían estar detrás de un perímetro policial realizado a tal efecto.
 
Pero la cámara puede más, acompañar al menos unos pasos más atrás al cadaver de una niña envuelta en una bolsa de nylon negra, tocar la bolsa, llevarla, sin guantes, sin protección, pero "estar". Sin importar nada más. ¿La policía científica? la que realmente debe cargar con semejante responsabilidad: Atrás, como  extras de una película a la que han sido invitados.
 
Y como todo, para muestra basta un botón, Pasó con el caso "Candela" y se repite en el caso "Melina".
 
El legado de las Melinas que matamos entre todos
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
No esperemos ni pidamos, luego, el esclarecimiento de hechos delictivos. No nos rasguemos las vestiduras cuando los abogados defensores plantean nulidades basadas en fallas en la "cadena de custodia" de los elementos de prueba. Observemos la foto que se muestra arriba, y reflexionemos. Sólo eso.
 

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